Lewis Carroll y las setas alucinógenas (y II)

En la anterior entrada comentamos que Lewis Carroll (pseudónimo de Charles L. Dodgson, 1832-1898) describió a la perfección en Alicia en el país de las maravillas los síntomas del consumo de una seta alucinógena, Amanita muscaria. Para algunos, la única explicación lógica es que Carroll hubiera experimentado en persona dichos síntomas, mediante el consumo de este hongo enteógeno.

¿Existe otra posibilidad? Bien, vayamos por partes.

Los ingleses, como otros pueblos de origen celta o germánico, han sido tradicionalmente micófobos. Por lo general, han mirado con recelo a las setas, cuando no las han ignorado abiertamente. No obstante, también ha habido gente interesada en divulgar el fascinante mundo de los hongos en tierras británicas.

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El primer libro popular de divulgación al respecto fue A plain and easy account of British fungi, por el botánico y micólogo Mordecai C. Cooke (1825-1914). Este autor escribió un texto ameno y con bellas ilustraciones, con la idea de que sus compatriotas empezaran a estimar a estos humildes organismos. Si hacen clic en la portada del libro, accederán a la primera edición de la obra, escaneada. Veamos lo que dice sobre Amanita muscaria.

Cooke2Lámina del libro de M. C. Cooke: Amanita muscaria

Cooke se ocupa de este hongo a partir de la página 20, e incluye una bonita lámina en color. En las páginas 21 y 22 se describen detalladamente los síntomas de la intoxicación por Amanita muscaria. En efecto, unos síntomas que coinciden a la perfección con los que pueden leerse en Alicia en el país de las maravillas.

Fijémonos en la fecha de publicación de la primera edición del libro de Cooke: 1862.

Gracias a Internet, podemos acceder a ejemplares digitalizados de revistas del siglo XIX. Así, hagamos clic en el siguiente enlace, que corresponde al año 1862 de The Gardeners’ Chronicle and agricultural gazette. En el menú de la columna de la izquierda escojamos la página 935. Ahí viene una reseña del libro de Cooke. Fijémonos en la fecha de esa página: el libro tenía que estar circulando por las librerías inglesas el 4 de octubre de 1862 .

¿Cuándo escribió Carrol Alicia en el país de las maravillas?

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Consulto mi ejemplar de Alicia anotada. Los comentarios de Martin Gardner (1914-2010) son imprescindibles para situarnos en aquella época. Muchos chistes y alusiones que aparecen en el libro han perdido su sentido con el transcurso del tiempo. Gracias a Gardner podemos hoy comprender lo que en verdad significó esta singular obra en su tiempo.

Según las propias notas de Carroll, la idea de escribir Alicia en el país de las maravillas surgió el 4 de julio de 1862, a raíz de un paseo en barca por el Támesis:

En plena tarde dorada navegamos lentamente; pues unos brazos inhábiles manejan nuestros remos (…)

Carroll, el reverendo Duckworth, Alice Liddell y sus hermanas, agobiados por el intenso sol veraniego, buscaron una sombra en un prado cercano donde mitigar el calor. Allí, Carroll les contó lo que luego sería el germen de Alicia en el país de las maravillas. Era un hombre de una inventiva y una imaginación prodigiosas, que cautivó a sus oyentes. Ante su insistencia en que les contara más cuentos, Carroll dejó caer que los pondría por escrito.

Y así lo hizo. El proceso de redacción del manuscrito comenzó el 13 de noviembre de 1862 y concluyó en febrero de 1863. Carroll se ocupó de ilustrarlo y lo entregó a Alice Liddell en noviembre de 1863. Durante ese tiempo, le sugirieron a Carroll que publicara el libro, a ser posible ilustrado por un profesional (John Tenniel). La primera edición de Alicia en el país de las maravillas vio la luz el 24 de mayo de 1865.

Revisando fechas, resulta que Carroll pudo leer la obra sobre hongos de Cooke antes de concluir la redacción de Alicia en el país de las maravillas. No es de extrañar. Era un hombre curioso, y un libro de divulgación ameno y atractivo como A plain and easy account of British fungi tuvo que resultarle irresistible. Sin duda, quedó cautivado por la lámina en la que aparece, en toda su gloria roja y blanca, Amanita muscaria. Leyó el detallado texto que la acompañaba y… El resto es Historia.

Creo que Martin Gardner tenía razón cuando consideraba a Lewis Carroll como un hombre inofensivo. Raro, eso sí, pero ni pervertido ni drogadicto. Y genial, sin duda. Leer las aventuras de Alicia sigue siendo un placer, que se disfruta doblemente si, además, indagamos en las circunstancias que rodearon a su génesis.

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