Clara Reeve, o cómo estropear la innovación literaria con la moral

ClaraReeveClara Reeve fue una novelista y ensayista inglesa, hija de un clérigo y nacida en Ipswich en 1729. Tuvo una excelente educación, destacando en historia y latín.

Contribuyó notablemente a la historia de la literatura con su influyente obra  El progreso del romance (The Progress of Romance, 1785). Se trata de una innovadora historia de la narrativa y de la evolución de la épica novelística, clara precursora de las historias modernas de la novela.

Como curiosidad, una cita donde Clara Reeve formula la distinción entre romance y novela (distinción casi inexistente en español):

El romance es una fábula heroica, que trata de personas y cosas. La novela es un cuadro de la vida real y sus costumbres, y acerca del tiempo en que se escribió. El romance describe con lenguaje elevado y orgulloso, algo que no ha pasado ni pasará nunca. La novela presenta una relación familiar de esas cosas tal y como ocurren cada día ante nuestros ojos, como podrían ocurrirles a nuestros amigos o a nosotros mismos.

Clara Reeve. El progreso del romance, 1785.

Reeve resultó influida por el alarmismo de los críticos más conservadores, que consideraban peligrosa la novela de Walpole. A ésta la acusaban de ser excesivamente emocional y perturbadora; sus excesos narrativos podían, al igual que las drogas, causar adicción y pervertir la mente de las jóvenes casaderas, que tal vez llegarían a contraer matrimonio con hombres indignos de su afecto y condición, precipitándose en el abismo de una vida desgraciada. La influyó por un igual el estilo contenido y realista de su maestro, Richardson; para Reeve Otranto caía en el ridículo y el exceso emocional, así que se propuso convertirla en una narración de marcado carácter moralista, evitando en lo posible los elementos fantásticos.

El resultado de esta imitación de El castillo de Otranto, se titulaba El viejo barón inglés, una historia gótica (The Old English Baron, a Gothic Story, 1777). En su primera edición se había titulado El campeón de la virtud, una historia gótica (The Champion of Virtue, a Gothic Story). Obsérvese que la imitación llegaba hasta la coletilla «una historia gótica» puesta al final del título, para tentar de nuevo a los lectores con una morbosidad que luego les escatimaba en el texto.

Su intención era mejorar la novela de Walpole, reconduciéndola a un orden tradicional. La manera de hacerlo consistió en introducir los mismos efectos misteriosos de lo sobrenatural, pero cambiando la explicación final por otra de marcado carácter racionalista. Otra característica de su obra fue la lucha de clases contra la opresión feudal y la introducción de elementos de lo cotidiano. Para lograrlo cambió el exotismo de la primera novela gótica por algo más costumbrista. Así pues, Reeve tomó una novela exitosa y que rompía moldes, le quitó cuanto aportaba de original y multiplicó sus defectos moralizantes. Con todo ello convirtió lo novedoso de su trama en otra obra dieciochesca moralizante. No está mal para tratarse de una estudiosa del progreso en el arte de la novela.

El propio Walpole acusó esta crítica a su obra, tildando a su vez la de Reeve de ser «insípida». Otros críticos han afirmado que no aporta nada a la novela gótica siendo, según palabras de Temma Berg, una mera «redecoradora del castillo de Otranto». En realidad el curioso intento de Reeve pretendía quitar a la novela de Walpole lo mejor que tenía: el onirismo y los elementos sobrenaturales. En vez de conseguirlo solo logró afianzar su fama, abriendo la veda de las imitaciones de la obra de Walpole. Por poner un ejemplo de hasta qué punto llegaría la veneración de autoras posteriores por esta novela, diremos que influenció a Mary W. Shelley para escribir a su vez Frankenstein, o el moderno Prometeo.

El motivo para mencionar a Clara Reeve es, como habrá supuesto ya el lector, mostrar lo difícil que era romper moldes, y cómo aun habiéndolo logrado un autor, el establishment trataba de reconducir la literatura de nuevo a los cauces que juzgaba estética y moralmente adecuados. Muchos han sido los que se han erigido en jueces de la moral y las buenas costumbres en la literatura de género, pero al igual que lo ha hecho la historia, nosotros preferimos olvidarlos y dar todo el mérito a los creadores.

Charlotte Dacre: sexualidad y fantasía en el siglo XVIII

CharlotteDacre

Charlotte Dacre nació en Londres en 1782, en el seno de una acaudalada familia. Falleció en 1841. Su nombre de soltera fue Charlotte King. Se casó con el editor Nicholas Byrne de quien tuvo tres hijos. Su marido, colaborador del Morning Post, la animó a publicar en él sus primeros poemas, momento en que adoptó el pseudónimo Rosa Matilda. “Dacre”, en substitución de su verdadero apellido, también es un pseudónimo y por él se la conoce habitualmente hoy en día.

Como novelista recogió la influencia gótica, pero aportó unos caracteres femeninos más agresivos, contrarios a las normas sociales del decoro. Su obra permaneció en la oscuridad durante mucho tiempo, si bien influyó en los grandes autores del momento.

Su obra más importante, Zofloya, o el moro (Zofloya; or, the Moor: A Romance of the Fifteenth Century, 1806) rompió moldes en todos los sentidos. La protagonista, una dama veneciana, se muestra cruel y malvada, además de sexualmente activa. Resulta especialmente lujuriosa y depravada, mostrando al lector todos sus deseos, sin ahorrar detalles. Para mayor provocación la protagonista se interesa por un moro, que resulta ser un personaje diabólico. Zofloya sigue los pasos de El monje, pero incorporando ecos fáusticos e influencias de Milton y Sade.

Al género que practicó esta autora se le suele llamar «gótico femenino» (Female Gothic).

Otras obras suyas:

Horas de soledad (Hours of Solitude, 1805). Colección de poemas donde ya aparece el tema del amante diabólico.

Confesiones de la monja de San Omer (Confessions of the Nun of St. Omer, 1805). Novela gótica dedicada a Matthew Lewis, el inspirador de sus obras.

El libertino (The Libertine, 1807).

Las pasiones (The Passions, 1811).

Sophia Lee, la creadora del gótico histórico

Sophia LeeLa escritora y dramaturga inglesa Sophia Lee nació en Londres en 1750. Era hija de un famoso actor y empresario teatral llamado John Lee. Ello motivó que Sophia escribiera una obra dramática titulada El capítulo de los accidentes (The Chapter of Accidents, 1780), y parece probable que lo hiciera por problemas económicos, cuando su padre se hallaba enfermo. Tuvo la fortuna que la obra alcanzara cierto éxito y fuese representada en varios teatros, paliando así las necesidades de la familia. El dinero obtenido con la obra le permitió abrir, junto a sus hermanas, un colegio para señoritas llamado Belvedere House. La escuela consiguió cierta reputación y le proporcionaría unas rentas adecuadas a su clase, con lo que pudo dedicarse a la literatura.

En este entorno apacible se dedicó a escribir la novela gótica El subterráneo, un cuento de otros tiempos (The Recess, or a Tale of other Times, 1785). El término “recess” es un tanto difícil de traducir, pues significa hueco, nicho o escondrijo. Es una novela histórica que alcanzaría gran fama, llegando a ser traducida a varias lenguas europeas, entre ellas el español en 1795, con el título El subterráneo; o: la Matilde. La novedad de esta obra radica en rehuir el entorno fabuloso y poco creíble de otras novelas góticas medievalizantes. En su lugar opta por un contexto realista y, en general, bastante más verosímil. El relato cae sin embargo en la morbosidad y truculencia características de los primeros argumentos góticos: dos hermanas gemelas, hijas del duque de Norfolk y María de Escocia, se hallan presas en las mazmorras de un sombrío castillo para evitar que la reina Isabel las haga asesinar por razones políticas.

Aunque no se trata de una obra sobrenatural se inscribe de lleno en la corriente gótica, tanto por su atmósfera como por el desbordamiento de las pasiones y la truculencia de la trama. Logra un efecto de suspense terrorífico gracias al uso magistral de la psicología, el ambiente claustrofóbico, la mentalidad tortuosa de los protagonistas y un cierto sadismo, sobre todo psicológico. Aunque las hermanas logran escapar, las experiencias que les esperan tras la libertad son tan terribles que su anterior reclusión terminará por parecerles un remanso de paz y felicidad. El ambiente de esta obra es singularmente sombrío y hace un uso excelente de los recursos psicológicos como fuente de inquietud y aun de terror. Demuestra que el verdadero miedo no está en los efectos sobrenaturales tanto como en el mundo real y especialmente en nuestras acciones. Sin proponérselo Sophia Lee acababa de lograr lo que se había propuesto, sin conseguirlo, Clara Reeve: demostrar que se podía escribir una novela gótica como El castillo de Otranto, sin apelar a lo sobrenatural y sin abandonar las sendas morales de su época. Como curiosidad mencionamos que a esta corriente que mezcla lo gótico con la novela histórica, huyendo de lo sobrenatural, suele llamársela «gótico histórico».