El astrólogo que perdió la gracia del cielo (y V)

Hemos visto que las presuntas predicciones de la Astrología abundan en contradicciones, vaguedades, etc. Los propios astrólogos lo reconocen sin pudor, curándose en salud. Citamos textualmente las conclusiones de una de esas cartas astrales. Merece la pena leerlas detenidamente:

La Carta Astral es un extenso y detallado documento que nos va descubriendo las facetas más importantes de nuestra vida, dándonos toques acerca de nuestra personalidad y también de nuestro destino. La repetición de un mismo factor psicológico o tendencia de destino en diferentes puntos de la interpretación es un síntoma inequívoco de que dicho factor tendrá más posibilidades de manifestarse con fuerza en la vida. La contradicción de diferentes factores psicológicos o tendencias de destino a lo largo de la interpretación es un síntoma de dualidad. Por un lado unas energías planetarias indican una cosa, mientras por otro lado otras energías planetarias indican tendencias contrarias. La resolución a este conflicto (muy común en muchas Cartas Natales) lo determinará nuestra propia evolución psicológica y espiritual, o, dicho en otras palabras, nuestra madurez ante la vida, pues muchas veces a lo largo de la existencia se nos brindan diferentes caminos a elegir, y mientras unas personas se pasan toda la vida dudando, otras saben escoger la opción correcta. Hay que advertir finalmente que por encima de los influjos astrológicos, señalados en la interpretación de la Carta Astral, se sitúa siempre un factor muy importante: el poder de la voluntad del hombre, el cual puede, por su propio esfuerzo, entrar en la dirección recta y corregir, en gran medida, las limitaciones o dificultades señaladas por los aspectos estelares. «Los astros inclinan, pero no obligan», dice un antiguo aforismo astrológico. Otro, igual de certero, nos advierte: «El sabio gobierna las estrellas, el necio las obedece». Espero que todo lo que en esta Carta Astral se ha indicado te sirva de provecho y utilidad a lo largo de toda tu vida. Con ese ánimo ha sido realizado.

O sea: a la hora de interpretar los resultados de un horóscopo, las contradicciones no importan y, aunque los astros indiquen una cosa, el individuo puede hacer la contraria. Así nunca se equivocan… 🙂

En Ciencia, cualquier hipótesis debe poder ser validada o refutada. ¿Puede hacerse lo mismo con la Astrología? Pues sí. De hecho, se han realizado experimentos  serios y rigurosos para evaluar la capacidad predictiva de la Astrología: ¿está más cerca de la Ciencia que de las pseudociencias?

El experimento más famoso es el de S. Carlson, publicado en 1985. Aquí hay un enlace al artículo original (en inglés). Puede resultar algo árido para los no expertos en Estadística, pero tiene la garantía de haber sido publicado por la revista Nature, cuyos revisores tienen fama de estrictos. En entradas anteriores ya comentamos lo exigente que puede llegar a ser publicar en una revista de prestigio. 🙂

Fuente: Science and Ink

Carlson procuró por todos los medios ser justo, tanto con los científicos que critican a la Astrología como con los astrólogos que critican a los científicos. Partió de la tesis fundamental de la astrología natal, que es la siguiente (cita textual, traducida):

Las posiciones de los “planetas” (todos los planetas, el Sol y la Luna, más otros objetos definidos por los astrólogos) en el momento del nacimiento pueden usarse para determinar los rasgos y tendencias generales de personalidad del sujeto en cuanto a temperamento y comportamiento, y para indicar los principales problemas que el sujeto puede encontrarse.

¿Es válida esa hipótesis? Carlson se propuso averiguarlo. Como buen artículo científico, hay un capítulo en el que se detalla exhaustivamente el diseño experimental. Realmente, todo estaba a favor de los astrólogos, si estos fueran realmente capaces de predecir cosas. Más aún: los astrólogos consultados estuvieron plenamente de acuerdo con la metodología del experimento. No podían quejarse. 🙂

Grosso modo, se planteó un experimento en dos partes. En la primera, unos voluntarios debían elegir la que pensaban sería su carta natal de entre tres: dicha carta natal, elaborada por astrólogos de prestigio, con otras dos al azar, y debían darle una puntuación según pensaran que acertaba más o no. En la segunda parte, eran los astrólogos quienes debían elegir. Se les daba una carta astral y tres perfiles psicológicos obtenidos con el test CPI (California Personality Inventory). Uno de ellos correspondía al individuo del que se había hecho la carta astral. Los otros dos, no. Por supuesto, se tomaron todas las precauciones para evitar sesgos, según el método de doble ciego.

Y ahí están los resultados… Merece la pena traducir uno de los párrafos del apartado de conclusiones. Resulta demoledor para los supuestos astrológicos:

Ahora estamos en disposición de argumentar un caso sorprendentemente sólido contra la astrología natal, tal como la practican los astrólogos de renombre. Se hicieron grandes esfuerzos para asegurar que el experimento fuera imparcial y que la astrología tuviera una oportunidad razonable de éxito. A pesar de que trabajamos con algunos de los mejores astrólogos del país, recomendados por los astrólogos asesores por su experiencia en astrología y su habilidad para usar el CPI, a pesar de que todas las sugerencias razonables hechas por los astrólogos asesores fueron incluidas en el experimento, a pesar de que los astrólogos aprobaron el diseño y predijeron un 50% como el efecto «mínimo» que esperaban ver, la astrología no funcionó a un nivel mejor que el azar. Examinadas usando métodos de doble ciego, las predicciones de los astrólogos resultaron ser erróneas. Su conexión predicha entre la posición de los planetas y otros objetos astronómicos en el momento del nacimiento y las personalidades de los sujetos de prueba no existió. El experimento refuta claramente la hipótesis astrológica.

Hay más experimentos similares publicados, que no reproduciremos aquí para no cansarte, amigo lector. Si estás interesado, puedes echar un vistazo a esta página de STAR TRES.

Todos concluyen lo mismo: la Astrología carece de validez. Además, los astrólogos tampoco nos explican cómo los astros influyen en nosotros. Hablan de extrañas energías y entelequias, pero nada que se pueda estudiar, examinar o medir con una mínima fiabilidad.

Teniendo esto en cuenta, así como lo ya comentado en las entradas anteriores, ¿por qué tanta gente cree en la Astrología? Una explicación puede estar en el efecto Forer o efecto Barnum. Resulta muy sencillo de entender. Citando de la Wikipedia:

es la observación de que los individuos dan altos índices de acierto a descripciones de su personalidad que supuestamente se adaptan específicamente para ellos, pero en realidad son vagos y lo suficientemente generales como para aplicarse a una amplia gama de personas.

El psicólogo B. R. Forer (1948) les entregó a sus estudiantes un supuesto test de personalidad. Les dijo que había sido elaborado específicamente para cada uno de ellos, y les pidió que lo evaluaran según su nivel de acierto. En realidad les pasó a todos el mismo test, una sarta de vaguedades producto de «copiar y pegar» de distintos horóscopos. Y pese a eso, los estudiantes le dieron una puntuación de 4,2 sobre 5. O sea, pensaban que se ajustaba a sus personalidades…

Vemos cosas y patrones donde no los hay. Por eso se da el efecto Forer. Y si examinamos las cartas astrales de la pasada entrada, con sus contradicciones e imprecisiones, son un ejemplo palmario de este efecto.

Terminemos ya, amigo lector. A todos, más o menos, nos preocupa o angustia el futuro, y lo que este podrá depararnos. También nos gustaría que nos aconsejaran lo que hacer, o que nos consolaran diciendo que nuestros fallos y problemas no son culpa nuestra, sino de los planetas. La Astrología puede hacer que nos sintamos mejor, igual que un ansiolítico o el alcohol. Pero en el fondo, no soluciona nada. Suele dar mejor resultado enfrentarse a los problemas que esquivarlos.

Feliz verano, amigo lector (si vives en el Hemisferio Norte; si estás en el Sur, que el invierno te sea leve). 🙂

El astrólogo que perdió la gracia del cielo (IV)

Bueno, combatamos la astenia veraniega con una nueva entrega astrológica. 🙂

En la entrada anterior vimos que los horóscopos que aparecen en la prensa son… en fin, «manifiestamente mejorables». En cambio, según afirman los defensores de la Astrología, las cartas astrales son cosa seria.

En Internet hay muchos sitios donde podemos obtener gratis una carta astral. Para ello debemos rellenar un formulario con nuestro nombre; el día, mes y año de nacimiento; la hora y el minuto, a ser posible; y el lugar de nacimiento. Así, pedí una carta astral en cuatro sitios web distintos, enviando EXACTAMENTE LOS MISMOS DATOS en cada caso. Fue lo más parecido que se me ocurrió respecto al espíritu científico de poder reproducir un experimento. 🙂

En vez de una persona real, diseñé una identidad ficticia. Sin entrar en detalles: sexo femenino, nacida en 1980 en una ciudad española. Todos los datos, desde el nombre hasta el minuto de nacimiento, fueron idénticos para cada sitio web. Confieso que sentía bastante curiosidad, pues era la primera vez que solicitaba una carta astral. ¿Sería un proceso complicado? ¿Coincidirían los resultados? Estos fueron los sitios elegidos:

https://www.losarcanos.com/carta-astral.php

https://carta-natal.es/carta.php

https://grupovenus.com/info.asp

http://www.webgranada.com/HoroscopoNatal.asp

Y he aquí las cartas astrales:

La primera sorpresa que me llevé fue comprobar que obtenía la carta astral (y en 3 de los 4 casos estudiados, un completo informe interpretándola) en apenas un segundo. Caray, qué rapidez. Resulta obvio que algún programa informático se ocupa de los cálculos, sin intervención humana. Dado que para los astrólogos los cuerpos celestes se mueven en un firmamento geocéntrico como piezas de un mecanismo de relojería, es relativamente fácil diseñar un programa que determine su posición en un momento dado, y permita realizar bonitas tablas y gráficas a todo color.

Desde luego,  impresionan, con tantos símbolos, números y colorines. Como las Matemáticas son el lenguaje de la Ciencia, si pones muchos números en un documento, la gente tenderá a pensar que es un profundo trabajo científico. Más o menos, como si colocas una escoba y una papelera en medio de un museo de arte moderno; muchos creerán que se trata de una obra de arte. Pero ¿lo es? 🙂

Si estudiamos la información mostrada en las cartas astrales, llegaremos a la conclusión de que los resultados posibles, si bien muy numerosos, no son infinitos. Los «planetas» (recordemos que los astrólogos incluyen aquí no solo a los planetas propiamente dichos, sino al Sol, la Luna e incluso algún que otro planeta enano) se mueven por una estrecha banda del cielo, y las posibles combinaciones entre sus distintas posiciones son limitadas. Así, el programa informático hace cálculos, bucea en una base de datos donde están las interpretaciones y se limita a escoger las que estima oportunas. Todo en unos pocos segundos.

Eso, en mi modesta opinión, no es Ciancia. Más bien parece una ruleta mediante la cual obtenemos unos números para buscar en un catálogo.

Al menos, parece que todos los sitios astrológicos usan unas bases de datos de interpretaciones similares. Por curiosidad, veamos qué nos dicen 3 de los sitios web acerca de nuestra personalidad ficticia según su ascendente (Tauro, en este caso):

Sólido, conservador, perseverante y estricto. Lento pero seguro, no te gusta precipitarte en las cosas, a veces obstinado, sensual, aborrece los conflictos emocionales. Precisa enfrentar la vida con lentitud, firmeza. Otorga demasiada importancia a los bienes materiales, éstos le ofrecen seguridad a tu persona, por eso se aferra al trabajo. Necesita tranquilidad y comodidad en su hogar que le permitan organizar su seguridad material y asegurar su vejez. Sabe defender muy bien lo que consiguió y también aumentarlo con el tiempo. Acepta con paciencia las circunstancias pero constantemente elabora planes prudentes para alcanzar sus objetivos. Goza con los placeres terrenales, amante de la belleza y de las artes. Ofrece a su pareja una estabilidad y seguridad tal, que ésta se sentirá una persona privilegiada. Su amor es muy intenso y, una vez encuentra su pareja ideal, puede dedicar el resto de sus días a la tarea de amarla. Su familia es la relación más importante que conservará en su vida. El respeto por sus mayores y el amor por las tradiciones, son sus grandes cualidades. La creación de su propia familia y el bienestar de la misma, es su objetivo en la vida. Alimentarse, descansar y la función sexual forman parte de la reposición o regeneración de sus sentidos.

Los demás te ven como una persona tranquila, agradable, dulce y atractiva. Te mueves de una manera lenta y con propio ritmo. No te gustan los apuros ni las situaciones incómodas o tensas, sino por el contrario, buscas rodearte de personas y situaciones que te brinden estabilidad y armonía.

Eres muy perseverante con tus objetivos y tienes una visión realista del mundo material. Te interesa lograr un buen nivel de vida y llegarás a gastar tu dinero en comodidades o lujos. Eres trabajadora, constante y leal; en el trabajo muestras tu habilidad artística, buen gusto y sentido estético. Te sentirás muy bien en los lugares abiertos, donde puedas estar en contacto directo con la naturaleza.

La profesión que elijas deberá fomentar tu deseo de encontrar armonía, estabilidad económica, y posibilidades de expresión creativa o artística; deberás evitar trabajar bajo presión o apuro.

Necesitas afrontar la vida con lentitud y constancia. Para realizar bien tu trabajo, debes planificar, estructurar y trabajar sistemáticamente para alcanzar tus objetivos. La rapidez no es una de tus cualidades, no te gusta precipitarte en las cosas. Necesitas seguridad y por ello a veces te aferras a tu trabajo, aunque éste no te dé la satisfacción que en un principio buscabas. Ahora bien, puede que no te dé satisfacción pero si dará dinero, si no tienes el suficiente te costará mucho esfuerzo pero dejarás ese empleo para buscar otro. Te muestras muy trabajador, te gustan los placeres terrenales y sabes que nadie te va a regalar nada, así que poco a poco y con constancia pretendes conseguir todo aquello que te haga sentir bien.

Dejando aparte una cierta coincidencia (con matices) entre los 3 informes, hay algo que llama poderosamente la atención, y que se repite no sólo en el ascendente, sino en planetas, casas aspectos y demás: la vaguedad. Las presuntas predicciones y afirmaciones sobre la personalidad suelen ser imprecisas. Pueden aplicarse a un montón de gente, y en muchas ocasiones cualquiera puede verse reflejado en ellas. Que a veces uno debe aferrarse al trabajo que tiene aunque no le guste, que es bueno no trabajar bajo presión, que nos gusta un ambiente estable… ¿Y a quién no? 🙂

Rebuscando en las interpretaciones de estas cartas astrales encontramos obviedades como estas pocas que aquí reproducimos (hay muchísimas más que omitimos para no cansarte, amigo lector):

Toda relación que entable debe estar basada en la honestidad mutua o será víctima o victimario, aun sin querer.

Debe evitar la automedicación y tome todas las precauciones en este sentido.

Falta de confianza en sus capacidades que eventualmente será reemplazada por seguridad en sí mismo a medida que se conozca a sí mismo.

Neptuno en esta Casa revela una tendencia a idealizar a su compañero corriendo el riesgo de desilusionarse después. […] Deberá ser más desconfiado o cuidadoso pues aparecerán personas sin escrúpulos que pretenderán comenzar una amistad simplemente para servirse de su aptitud y sus ideas creativas. Es un ser sensible y bondadoso, siempre dispuesto a ayudar al prójimo.

Independientemente de la carrera que escojas, necesitas y deseas una situación laboral armoniosa, en la que hagas un trabajo que para ti sea valioso, en compañía de gente que te guste.

Educado y dócil en el lugar del trabajo, vuelves, entonces, a casa ávido de pelea. Pero la agresión también se puede desplazar de otras maneras: sacando las malas hierbas en el jardín, cortando leña o, simplemente, cayéndose por las escaleras. La tarea consiste en hacerte consciente de estas tendencias, analizarlas y dirigirlas a fines constructivas. Al principio, este emplazamiento puede manifestarse como intensa rabia, como una erupción volcánica que se vuelca por todas partes, sorprendiendo tanto al que la produce como al que se encuentra próximo. Sin embargo, una vez que sabes dominar esos impulsos, es probable que termines por ser más hábil y elegante en la expresión de todo lo que sucede en tu interior, tanto en los aspectos malos como en los buenos.

Te gusta vivir en una casa grande y puede que en algún momento residas en el extranjero.

Generalidades, obviedades…  Siempre hay alguna frase con la que uno puede sentirse identificado. Con la que cualquiera podría sentirse identificado, en realidad. Y como muestra de imprecisión, en las cartas astrales abundan los «es posible», «puede que»

Asimismo, es frecuente encontrarnos con contradicciones en una misma carta astral. Para no cansarte, amigo  lector, baste un ejemplo::

Es una persona muy sociable y amable; languidece muy rápidamente sin la compañía de sus mejores amigos y de la gente con la cual comparte buenos momentos. Disfruta ampliamente el trabajar con otros en proyectos de grupo o actividades comunitarias. Se siente muy feliz cuando es parte de un club, grupo de apoyo o equipo de alguna clase.

Usted es seria y le resulta difícil disfrutar de manera despreocupada, abierta y juguetona con los demás. Rara vez hace nada por el placer de hacerlo, y puede ser muy tacaña y parsimoniosa. Quizás por pasadas experiencias en su vida, es muy cautelosa al intimar con las personas y en compartir sus sentimientos.

¿En qué quedamos? 🙂

Entonces, si trabajamos con vaguedades y contradicciones, ¿por qué tanta gente piensa que los horóscopos se ajustan como un guante a su personalidad, y creen en ellos a pies juntillas? Intentaremos explicarlo en la última entrada de esta serie.

El astrólogo que perdió la gracia del cielo (II)

Supongamos que usted celebra su cumpleaños a finales de marzo. Según los astrólogos, su signo del zodiaco es Aries. Eso parece indicar que en el momento de su nacimiento el Sol estaba en la constelación de Aries. Sin embargo, como vimos en la entrada anterior, los astrólogos suelen  equivocarse al situar al Sol y otros cuerpos celestes en el firmamento. ¿Por qué existe esta clamorosa discrepancia? Antes de responder a la pregunta, repasemos unos conceptos básicos.

Constelaciones y eclíptica (fuente: eppursimuovegalileo.wordpress.com)

Visto desde la Tierra, a lo largo del año el Sol recorre una trayectoria circular en el firmamento. A esa línea la llamamos eclíptica. El zodiaco es una banda del firmamento con 18º de anchura, por cuyo centro va la eclíptica. En el zodiaco hay varias constelaciones, 12 según los astrólogos, cuyos nombres nos son familiares: Aries, Tauro, Géminis…

He aquí una tabla donde comparamos en qué signo del zodiaco está el Sol en cada época del año según los astrólogos, y en qué constelación se halla en realidad (para averiguarlo basta con examinar el cielo o conseguir un buen planetario). Los datos astrológicos proceden de la Wikipedia; los astronómicos, de The Classroom Astronomer:

Signo del zodiaco (los «intrusos», en verde)
Fechas en las que el Sol está en ese signo, según la Astrología Fechas en las que el Sol realmente está en esa constelación
Nº días que el Sol pasa en esa constelación
Aries 24 mar. – 21 abr. 19 abr. – 13 may. 25
Tauro 22 abr. – 21 may. 14 may. – 19 jun. 37
Géminis 22 may. – 21 jun. 20 jun. – 20 jul. 31
Cáncer 22 jun. – 21 jul. 21 jul. – 9 ago. 20
Leo 22 jul. – 22 ago. 10 ago. – 15 sep. 37
Virgo 23 ago. – 21 sep. 16 sep. – 30 oct. 45
Libra 22 sep. – 21 oct. 31 oct. – 22 nov. 23
Escorpio 22 oct. – 22 nov. 23 nov. – 29 nov. 7
Ofiuco 30 nov. – 17 dic. 18
Sagitario 23 nov. – 21 dic. 18 dic. – 18 ene. 32
Capricornio 22 dic. – 21 ene. 19 ene. – 15 feb. 28
Acuario 22 ene. – 21 feb. 16 feb. – 11 mar. 24
Piscis 22 feb. – 23 mar. 12 mar. – 18 abr. 38
Cetus 14 mar. Unas pocas horas

Varias cosas llaman la atención en esta tabla. La más llamativa es la disparidad de fechas en las dos columnas centrales. Sin embargo, hay otros aspectos curiosos. Vayamos por partes.

Observen la columna de la derecha de la tabla. Según los astrólogos, el Sol pasa un mes en cada uno de los 12 signos. En cambio, en el universo real el Sol está mucho tiempo en algunas constelaciones y bien poco en otras. ¿Por qué el Sol sólo pasa una semana en Escorpio, y mes y medio en Virgo? ¿Le gustan unas constelaciones más que otras, o qué? 🙂

 Scorpius constellation mapEscorpio (fuente: es.wikipedia.org)

Hagamos un viaje mental. Situémonos a finales de junio en la costa andaluza, a medianoche, mirando al mar, hacia el sur, con un cielo despejado. Si las luces de las farolas no molestan demasiado, veremos que, en dirección a África, hay unas constelaciones preciosas en el firmamento. Sagitario, que alberga el núcleo de la Via Láctea, un monstruoso agujero negro del tamaño de millones de soles. Escorpio, una de las pocas constelaciones que se parece algo al animal que le da nombre: una cadena de estrellas con una supergigante roja, Antares, en el corazón del escorpión. Entre sus pinzas podemos ver a Libra, una constelación no tan espectacular. Y con suerte, dependiendo del año, puede que Marte, Júpiter o Saturno también estén presentes.

Obviamente, durante el verano el Sol no está en esas constelaciones. Pasará por Escorpio en otoño, pero no se quedará ahí un mes, sino sólo una semana. En cambio, estará mes y medio en Virgo, y más de un mes en Leo o Piscis. ¿Por qué?

Constelaciones y eclíptica (fuente: edadcelestial.blogspot.com.es)

La respuesta es fácil. Las constelaciones tienen formas y tamaños diversos. Al fin y al cabo, son divisiones arbitrarias del cielo, como se ve en la imagen anterior. Escorpio es una constelación alargada y estrecha, como los escorpiones, y el Sol la atraviesa de lado a lado, no de cabeza a cola. El camino de la eclíptica en Virgo, en cambio, es mucho más largo.

Sigamos con otros aspectos que llaman la atención en la tabla. Según la Astrología, hay 12 signos del zodiaco. Sin embargo, el Sol, en su viaje por la eclíptica, pasa por 14 constelaciones, no 12. Yo, que toda mi vida creí que era Sagitario, resulta que, por los pelos, soy Ofiuco, el portador o cazador de serpientes. Qué cosas. De hecho, el Sol pasa más tiempo en Ofiuco (18 días) que en Escorpio. Y si usted nació un 14 de marzo, según la hora a la que vino al mundo puede que sea Cetus. O sea, una ballena. O un monstruo marino, según otros. No sé lo que pasará en un año bisiesto. 🙂

Además, tenemos la disparidad de fechas entre las dos columnas centrales de la tabla. Si se dan cuenta, los signos del zodiaco llevan casi un mes de retraso respecto a las correspondientes constelaciones. ¿Por qué?

La respuesta también es sencilla. Por mucho que los astrólogos digan que nuestro futuro está en las estrellas, su zodiaco ya no tiene nada que ver con el cielo real. Perdonen que nos repitamos tanto, pero hace mucho tiempo que los astrólogos dejaron de mirar a las estrellas.

La clave radica en que no es lo mismo signo del zodiaco que constelación. Hay que tener esto claro para evitar confusiones. Lo comprenderemos mejor si estudiamos atentamente una carta astral, como la que obtuvimos de www.astrotheme.com:

Si se fijan, verán ustedes que los 360º del círculo (la eclíptica, para entendernos) están divididos en 12 partes iguales de 30º, que corresponden a los 12 signos zodiacales. Todos ocupan exactamente el mismo espacio; por tanto, el Sol, a lo largo del año, estará un mes en cada signo. Nada que ver con las constelaciones, cada una de las cuales presenta una forma y tamaño diferentes.

El propósito primero de la Astrología es adivinar el futuro. Así, no es de extrañar que el zodiaco de los astrólogos funcione como una maquinaria de relojería. Bonita, ostentosa y ante todo previsible, pero qué quieren que les diga… En el fondo me parece una cosa muerta; una construcción artificial, inanimada. No tiene nada que ver con las estrellas, con el universo, que están vivos, que cambian, laten, evolucionan, mutan, nacen y mueren.

En cualquier caso, al inicio de la Astrología, cada signo del zodiaco, grosso modo, coincidía con su constelación correspondiente. Sin embargo, en la tabla vemos que hay casi un mes de desfase. ¿Por qué?

 Precesión punto equinoccial vernal constelación PiscisFuente: es.wikipedia.org

Los cielos cambian; ya no son los mismos que en la Antigüedad. Esto se debe a un fenómeno: la precesión de los equinoccios. La orientación del eje de rotación de la Tierra cambia con el tiempo, lo que hace que la fecha de solsticios y equinoccios varíe a lo largo de los años. Si el equinoccio de primavera se situaba en Aries hace varios milenios, hoy está en Piscis, y va camino de Acuario. De ahí el desfase entre los signos zodiacales y sus constelaciones.

En resumen: si hace milenios la Astrología tuvo algo que ver con el cielo, hoy no. Los intentos de los astrólogos modernos para encajar los 12 signos zodiacales con 13 constelaciones (o 14, si tenemos en cuenta el pequeño cachito de Cetus por el que pasa la eclíptica), que además están donde no deberían son, como mínimo, confusos. Asimismo, nos dejan con una duda: ¿estaban equivocados todos los horóscopos de los antiguos, que no sabían de la existencia de Urano, Neptuno, Plutón o la precesión de los equinoccios, y que jamás habrían pensado en un número tan «feo» como el 13 para las constelaciones del zodiaco?

En la entrada final de esta serie reflexionaremos acerca de por qué la gente sigue creyendo en la Astrología, cuando esta no tiene base científica.

El astrólogo que perdió la gracia del cielo (I)

Perdónenos el lector por haber parafraseado el título de la novela de Yukio Mishima, pero nos parece adecuado: hace mucho tiempo que los astrólogos dejaron de mirar a las estrellas.

Como comentamos en una entrada anterior, mientras que la Astronomía es una ciencia, la Astrología trata de averiguar cómo somos o qué nos depara el futuro según la posición de los astros en el momento de nuestro nacimiento. Para ello, es muy útil conocer en qué constelación se halla cada planeta.

Por si el lector no tiene claro lo que es una constelación, el D.R.A.E. da esta definición:

Conjunto de estrellas que, mediante trazos imaginarios, forman un dibujo que evoca una figura determinada.

Las estrellas que forman parte de una constelación no tienen por qué estar próximas en la galaxia, sino que suelen hallarse a muchos años luz de distancia, sin relación entre ellas. Además, cada pueblo ha imaginado constelaciones diferentes según su experiencia y tradiciones. En 1930 los astrónomos acordaron dividir el cielo en 88 constelaciones. Cualquier punto en el firmamento puede situarse en una de ellas. Eso sí, tengamos siempre presente que las constelaciones son completamente arbitrarias. He aquí la división de la esfera celeste en 88 constelaciones, tomada de la Wikipedia:

Celestial chart (only areas) (esp)

Aunque las estrellas van moviéndose por la galaxia, a escala humana parecen fijas en el firmamento. No obstante, hay objetos celestes que se mueven en ese telón de fondo estrellado, y van desplazándose de una constelación a otra. A estos astros se les denominó «planetas», palabra que deriva del griego y significa «errantes». Antiguamente, cuando se pensaba que la Tierra era el centro del universo, se consideraba al Sol y a la Luna como planetas. Hoy, a efectos prácticos, los astrólogos siguen manteniendo ese punto de vista geocéntrico. Cuando en esta entrada hablemos de «planetas» entre comillas y en cursiva lo haremos en ese sentido amplio, de astros errantes.

Puesto que está feo criticar sin molestarse en estudiar lo criticado, busqué en Internet algunas páginas astrológicas de referencia, como www.astro.com o www.astrotheme.com. Allí, el internauta curioso puede, entre otras cosas, conseguir su propia carta astral. El D.R.A.E. la define así:

Representación de la posición de los astros al nacer una persona, con la que el astrólogo pretende predecir su futuro.

O sea que, ante todo, una carta astral debe mostrarnos dónde estaban los planetas en un momento dado. Usted mismo puede hacerse su carta astral disponiendo de las correspondientes efemérides astrológicas, sabiendo la hora y fecha exacta de su nacimiento, y la latitud y longitud del lugar donde vino al mundo. Por fortuna, hay muchos sitios web que facilitan el proceso. Basta con rellenar un formulario, y se obtiene una carta astral bellamente coloreada.

A lo que íbamos. Por curiosidad, en www.astrotheme.com consulté la situación de los planetas en una fecha concreta: el 8 de marzo de 2018, a las 12:36, hora peninsular española. Esta es una captura de pantalla con la carta astral obtenida:

Los símbolos de los «planetas» pueden consultarse en esta página. El único diferente es el que representa a Plutón (el símbolo rojo con el circulito y la cruz que hay arriba a la izquierda). Y en esta otra están los símbolos de los signos del zodiaco. Hay otros símbolos en la carta que no corresponden a astros, por lo que no los trataremos aquí. Si queda usted algo confundido por tanto símbolo, amigo lector, no se preocupe. Más abajo proporcionamos una tabla con la información más relevante. Antes, permítanos unas observaciones.

Es curioso ver cómo se han modernizado los astrólogos.  En la Antigüedad sólo se conocían siete «planetas»: Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Desde que William Herschel descubrió Urano en 1781, los astrólogos han ido aceptando cuerpos celestes que antes no se sabía que existían pero que, según ellos, resulta que también nos influyen. Eso nos deja con una duda: las cartas astrales antiguas, de cuando no se conocían esos «planetas», ¿están todas equivocadas? 🙂

Volvamos a nuestra carta astral moderna. Aparte del Sol, la Luna y los planetas auténticos, vemos que los astrólogos consideran importantes más astros del Sistema Solar. En concreto, dos planetas enanos: Plutón y Ceres. Sin embargo, no tienen en cuenta otros como Eris (mayor que Plutón), Makemake o Haumea (por no citar a otros cuerpos transneptunianos, como Sedna). ¿Por qué?

En cuanto a los asteroides (recordemos que Ceres fue ascendido de asteroide a planeta enano), también existen ausencias notables. Los astrólogos se fijan en las posiciones de Palas (545 km de diámetro), Vesta (530 km de diámetro) y Juno (233,9 km de diámetro). En cambio, a saber por qué, ignoran a Hygiea (o Higía), un asteroide de considerable tamaño (407,1 km de diámetro), mucho mayor que Juno. Asimismo, consideran a importante a Quirón, un asteroide más pequeño (206 km de diámetro) del tipo de los centauros, que orbita entre Saturno y Urano. ¿Por qué? En fin, misterios de la Astrología. 🙂

Constelaciones y eclíptica (fuente: eppursimuovegalileo.wordpress.com)

Situemos ahora a todos esos «planetas» en la esfera celeste. Por fortuna, no aparecen en cualquier sitio. Dado que casi todos esos astros giran en torno al sol en un mismo plano, el de la eclíptica, eso implica que desde la Tierra los vemos moverse en una estrecha banda del cielo: el zodiaco. En él se sitúan las 12 constelaciones cuyos nombres nos son tan familiares: Aries, Tauro, Géminis, etc.

Puede uno pensar que la carta astral sitúa correctamente a los planetas en las constelaciones que ocupan en determinado momento. Bien, eso es fácil de comprobar: basta con mirar al cielo. Claro, hay un problema. A la hora en que conseguí la carta, poco después del mediodía, no se iban a ver muchas estrellas en el firmamento, precisamente. 🙂

Por fortuna, hay recursos que nos permiten saber dónde está cada cuerpo celeste, incluso a plena luz del día. Además, son gratis, y algunos de ellos excelentes. El aficionado a la Astronomía tiene a su disposición apps para teléfono móvil como Sky Map, así como programas de ordenador como Stellarium o Celestia. Si no quiere instalarlos, siempre puede acceder a planetarios online, como In-The-Sky.org. Hemos utilizado este último para buscar los «planetas» y saber dónde están realmente.

Comparemos sus posiciones según la carta astral y el planetario. ¿En qué constelaciones estaban a esa hora? Véase la tabla:

«PLANETA» CARTA ASTRAL PLANETARIO
Sol Piscis Acuario
Luna Sagitario Libra
Mercurio Aries Piscis
Venus Aries Piscis
Marte Sagitario Ofiuco
Júpiter Escorpio Libra
Saturno Capricornio Sagitario
Urano Aries Piscis
Neptuno Piscis Acuario
Plutón Capricornio Sagitario
Ceres Leo Cáncer
Palas Tauro Erídano
Vesta Sagitario Ofiuco
Juno Piscis Acuario
Quirón Piscis Piscis

Gensanta, que diría Forges (Q.E.P.D.). La carta astral sólo acertó uno de quince… 🙂 Además, algunos de esos «planetas» aparecen en constelaciones que no son las 12 del zodiaco, como Erídano u Ofiuco. ¿Qué ocurre aquí? ¿A qué puede deberse un fallo tan estrepitoso de la Astrología?

Hay varios motivos, a nuestro entender, que discutiremos en la próxima entrada. Valga un anticipo: no es lo mismo constelación que signo zodiacal. Y otro, quizás el más importante: como sugerimos al principio, hace muchos siglos que los astrólogos dejaron de mirar a las estrellas.