Una de gnomos (y II)

¿Hay alguna obra fantástica donde nos muestren unos humanoides diminutos con visos de credibilidad científica? Por supuesto, y entre ellas destaca la trilogía del éxodo de los gnomos (The Nome Trilogy), de Terry Pratchett (1948-2015). Aunque este autor británico sea conocido mayormente por sus novelas del Mundodisco, nos dio otros libros que también merece la pena leer.

10.12.12TerryPratchettByLuigiNovi1Sir Terence David John Pratchett  (fuente: es.wikipedia.org)

Debo confesar que la trilogía del éxodo de los gnomos es una mis obras fantásticas favoritas, junto a las de Tolkien y Vance. No obstante, aunque trate sobre unos pequeños seres asociados a los cuentos de hadas, en realidad se trata de ciencia ficción, y de la buena. Llama la atención que algunos la consideren una obra menor, por el mero hecho de ir dirigida a un público joven y rebosar sentido del humor por los cuatro costados.

Ante todo, ocupémonos de los aspectos científicos. Habrá algún spoiler, qué remedio, pero poca cosa. El lector ya se dará cuenta de qué va la historia al cabo de unos pocos capítulos, y no voy a destripar el argumento. 🙂

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En la primera parte de esta entrada vimos que un mamiferoide pequeñito que mantenga las proporciones corporales humanas resulta inviable. Pratchett soluciona el problema haciendo que sus gnomos no tengan las mismas proporciones que nosotros. De acuerdo, son bípedos, con dos brazos y una cabeza, pero son mucho más anchos y rechonchos. Podríamos objetar que unos gnomos con extremidades más gráciles serían más funcionales, pero lo que importa es que Pratchett vio claro que un gnomo de un palmo de alto no puede tener un cuerpo como el nuestro. El cambio de tamaño requiere un cambio de forma, pues así lo impone la inexorable ley cuadrático-cúbica de Galileo.

Por otro lado, los gnomos son mucho, pero que mucho más rápidos que nosotros. Su metabolismo también. Nos ven como criaturas rematadamente lentas, y los humanos son incapaces de captarlos a ellos de tan veloces que son. Su metabolismo también funciona a toda pastilla: más o menos, diez veces más rápido. Por ello, sus vidas son mucho más cortas. Con diez años, un gnomo ya es viejo. Es algo corriente en la naturaleza. Los mamíferos pequeñitos llevan un ritmo más frenético y viven menos que los grandes, como Homo sapiens.

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Sin embargo, subjetivamente viven tanto como nosotros. Su percepción del tiempo es distinta, adaptada a su acelerado ritmo de vida. En cierto modo habitamos mundos distintos, que coexisten pero no conviven. Ellos creen que somos animales lerdos y estúpidos; nosotros no los vemos o no queremos verlos, y los consideramos criaturas de cuentos de hadas. Nos ignoramos.

¿Cómo pueden haber surgido los gnomos en nuestro planeta? La solución es simple: son extraterrestres. Eso nos deja el problema de cómo unas criaturas que evolucionaron en otro mundo pueden alimentarse y asimilar nuestras biomoléculas, pero no nos pongamos demasiado quisquillosos.

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Por supuesto, aunque los biólogos nos podemos fijar en los aspectos científicos de una obra fantástica, eso no quiere decir que seamos unos tipos insensibles, incapaces de apreciar una buena historia. Si me encanta la trilogía de los gnomos es por los valores que transmite y lo muy divertida que resulta su lectura. Es una obra con lo mejor del humor de Pratchett, algo que suelen menospreciar aquéllos que confunden ser serio con ser triste. Y es que, en el fondo, los gnomos se ocupan de temas muy serios. La trilogía nos induce a reflexionar sobre la Religión y las creencias. Por otro lado, es un canto a valores como la lealtad, la perseverancia, la solidaridad, la curiosidad, el amor a la ciencia; hay emoción, aventuras… ¿Qué más se puede pedir?

Sí, se trata de una trilogía que puede parecer destinada a un público juvenil, pero que tiene una segunda lectura que hace que los mas viejos del lugar disfrutemos con ella como… bueno, como enanos. 🙂

En memoria de Henry James

Hay autores de los que se habla poco, pero que marcaron la diferencia entre lo vulgar y lo excelente. Su obra es fundamental para el género fantástico y por este motivo le dedico unas líneas:

henry_james_by_sargent_1913Nació en Nueva York en 1843 en una acaudalada familia de origen irlandés. Con sus padres se acostumbró de joven a viajar por Europa, continente por el que sintió una verdadera pasión a lo largo de su vida. Estudió en distintas ciudades de Europa, como Ginebra y París, y posteriormente inició la carrera de Derecho en la Universidad de Harvard, sin embargo abandonó los estudios oficiales por su descontento con el envaramiento del mundo académico. A partir de entonces su formación sería autodidacta.

En 1869 inició otro viaje por Europa, durante el cual tomaría conciencia del abismo cultural que entonces aún separaba ambos continentes. De esta sensación interior de saberse un americano en Europa surgiría Un peregrino apasionado y otros cuentos (A passionate pilgrim and other tales, 1875) donde estetiza este sentimiento y empieza su carrera literaria.

En 1875 viaja de nuevo a París, donde conocería, inmerso en el bullicioso ambiente creativo de la capital francesa, a algunos de los mejores escritores de su tiempo: Zola, Flaubert, Daudet y el también escritor de temas fantásticos Guy de Maupassant. Con ellos pudo conversar como un igual, pues James ya se había ganado un cierto prestigio literario, tanto por sus relatos en Américo como por El americano (The american, 1877) y Los europeos (The europeans, 1878), en donde abundaría en su visión de las diferencias internacionales. Esta fama que tenía en los cenáculos parisinos no se correspondía con el éxito popular, pues su obra se separaba de los gustos imperantes en su época y complacía solo a los más refinados lectores contemporáneos. Destacó como escritor y crítico literario y fue enormemente prolífico, con veinte novelas, más de un centenar de relatos y varias obras de teatro, aunque estas no tuvieron el éxito que el autor esperaba.

Pasó el resto de su vida viajando entre los Estados Unidos e Inglaterra, donde falleció en 1916, un año después de obtener la nacionalidad británica. Durante estos años vio cada vez más acrecentada su fama entre pequeños grupos de seguidores de su obra.

Obra:

13_cuentosEl estudio de la abundante y compleja narrativa de Henry James es un tema apasionante, sin duda, pero se escapa del tema tratado en este artículo. Así pues menciono solo lo más importante, aun sabiendo que caigo en un exceso de simplificación.

Los estudiosos dividen su obra en tres etapas debido a los cambios formales y de temática que experimentaron sus ficciones a lo largo de su vida.

Estas etapas son:

  • Las diferencias culturales entre América y Europa, o el tema internacional. En esta época James emplea sus vivencias personales y su experiencia viajando para afrontar la relación entre ambos mundos, y poner de manifiesto el impacto que la cultura europea provocaba en los americanos que conocían nuestro continente.
  • Obra experimental con inquietudes socio-políticas: es en esta segunda etapa cuando emplea a fondo la técnica narrativa del punto de vista subjetivo. Con esta técnica James redefine al narrador como un elemento más de la trama, dotándolo de una subjetividad propia de un personaje, que él siempre escoge con esmero por el “ángulo” que puede aportar a la narración. Como se ve, James era muy adelantado a su época, donde triunfaban todavía las descripciones explícitas y vibrantes del naturalismo. Esta etapa experimental le costó sacrificar parte de sus argumentos, tanto en complejidad como en ritmo, que se fue haciendo más lento. Centraba su prosa en la descripción minuciosa y sutil de los personajes. James es un precursor del monólogo interior.
  • Novelas de madurez: en esta época regresa a los temas del principio de su carrera, pero empleando las capacidades adquiridas durante su época experimental para hacerlo desde un punto de vista interior y a menudo moral.

En general podemos decir de él que fue un maestro en el misterio desde todos los puntos de vista. Sus obras acostumbran a estar teñidas de ambigüedad y el estilo destaca por su gran refinamiento formal. Fue un adelantado a su tiempo tanto por la naturaleza de sus obras como por las técnicas narrativas empleadas.

Por desgracia gran parte de su producción es de temas muy diferentes a los que nos ocupan. Hay, sin embargo, una novela que por ella sola ya permite escribir el nombre de Henry James con letras de oro en el libro de lo fantástico: Otra vuelta de tuerca (The Turn of the Screw, 1898) Esta es una obra donde James demuestra todo lo que hemos dicho de él en los párrafos anteriores. Está considerada por muchos como una de las mejores novelas de terror jamás escritas y emplea a fondo su capacidad de introspección, el juego narrativo con el punto de vista del narrador, y la psicología de los personajes. Es un ejemplo magnífico de la característica ambigüedad del relato fantástico, pues admite diversas interpretaciones, desde psicológicas a sobrenaturales.

Otros relatos recomendables de este autor son Sir Edmund Orme (Sir Edmund Orme, 1892), El fantasma que pagaba alquiler  (The ghostly rental, 1876), y Los amigos de los amigos (The Friends of the Friends, 1896). Mención aparte merece una de sus últimas novelas, La fontana sagrada (The Sacred Fount, 1901), que comparte el estilo y la calidad de Otra vuelta de tuerca, con una ambientación vagamente parecida.

Algunas de sus obras:

  • El fantasma que pagaba alquiler (The ghostly rental, 1876).
  • Sir Edmund Orme (Sir Edmund Orme, 1892).
  • Los amigos de los amigos (The Friends of the Friends, 1896).
  • Otra vuelta de tuerca (The Turn of the Screw, 1898).
  • La fontana sagrada (The Sacred Fount, 1901).

Existen numerosas antologías que recopilan sus mejores escritos fantásticos, entre ellas la extensa “13 cuentos de fantasmas” (Valdemar. Madrid, 2010) que incluye la novela Vuelta de tuerca.

Una de gnomos (I)

Hadas, gnomos, duendes, elfos, pitufos… A todos nos resultan familiares estas y otras criaturas que protagonizan innumerables cuentos populares, leyendas tradicionales y, cómo no, multitud de obras de literatura fantástica. Las hay bondadosas, malévolas, traviesas, etéreas, siniestras…

 GnomoGnomo  (fuente: es.wikipedia.org)

Por lo general se trata de seres de pequeño tamaño, de un palmo de altura o incluso menos, y en muchos casos están asociados a los bosques umbríos y a las setas. Incluso en tiempos modernos hay gente que cree en ellos. Ya comentamos el notable caso de Arthur Conan Doyle y las hadas de Cottingley. Por desgracia, y pese a que a muchos nos gustaría que existieran, desde el punto de vista biológico son inviables.

Por supuesto, cuando leemos un cuento de hadas o duendes suspendemos temporalmente el sentido de la incredulidad y tratamos de disfrutar de la historia; de lo contrario seríamos unos auténticos desaboridos. 🙂 Sin embargo, las leyes de la Física (en concreto, la famosa ley cuadrático-cúbica de Galileo) impiden la existencia de criaturas de aspecto humano de dimensiones excepcionales, tanto gigantescas como diminutas. Ya tratamos el tema en otras entradas, por lo que no insistiremos demasiado aquí.

Ay, parece que la ciencia, prosaica ella, está reñida con la fantasía. Sin embargo, de algunas obras fantásticas se pueden extraer jugosas reflexiones de índole científica.

 Wieliczka-colorJardín de gnomos en las minas de sal de Wieliczka  (fuente: en.wikipedia.org)

Consideremos los gnomos o nomos. He aquí la correspondiente definición del DRAE:

1. m. Ser fantástico, reputado por los cabalistas como espíritu o genio de la tierra, y que después se ha imaginado en forma de enano que guardaba o trabajaba los veneros de las minas.

2. m. En los cuentos infantiles, geniecillo o enano.

La imagen que solemos tener de los gnomos, al menos en España, debe mucho a una serie muy popular de dibujos animados que empezó a emitirse en 1985: David el Gnomo”. Seguro que a los que tenemos una cierta edad todavía nos suena la cancioncilla de los títulos de crédito: «Soy un gnomo». ¿A que sí? Confiéselo, amigo lector… 🙂 Estos dibujos animados estaban basados en El libro secreto de los gnomos, una serie de libros ilustrados de los holandeses Wil Huygen y Rien Poortvliet.

gnomosCompárese el tamaño de David el Gnomo con el de un zorro  (fuente: filmotech.com)

Repasemos someramente las características de estos seres. Unos 15 cm de altura, con un cucurucho por sombrero, gran fortaleza física (recordemos la letra de la canción: «soy siete veces más fuerte que tú») y notablemente longevos (hasta cuatro siglos de vida). Por lo demás, y aunque un tanto rechonchos, estos gnomos tienen unas proporciones corporales similares a las nuestras.

Y ahí está el problema. Tamaño y forma… Ya sé que nos ponemos un poco pesados con lo de la ley cuadrático-cúbica, pero al disminuir el tamaño, las superficies lo hacen en función del cuadrado y el volumen en función del cubo. Con las proporciones corporales de un ser humano, las superficies de intercambio de gases y nutrientes (pulmones, intestinos, riñones…) se tornan enormes en proporción a la masa corporal. El metabolismo sería increíblemente acelerado. Un humanoide de 15 cm, tal como comentábamos aquí, duraría muy poco. Prácticamente se quemaría como una cerilla.

Fijémonos en los mamíferos pequeños, como ratones o musarañas. Son rápidos y vivarachos, pero sus vidas son cortas. Además, sus extremidades tienden a ser delgadas y frágiles; tampoco necesitan más para sostener el peso del cuerpo. Todo lo contrario que los brazos y piernas gruesos de un gnomo.

Sin embargo, el ingenio de los escritores fantásticos no se deja amilanar por tan severas leyes físicas. Algunos han imaginado gnomos más viables desde el punto de vista biológico que el bueno de David. Y sobre todos ellos destaca una obra escrita por uno de los mejores autores de literatura fantástica: Terry Pratchett. En la segunda y última parte de esta entrada nos ocuparemos de su trilogía de los gnomos. Puede que no sea tan conocida como su serie de novelas del Mundodisco pero merece la pena leerla. Además de ser una magnífica historia, muy bien contada, de ella se pueden extraer notables enseñanzas científicas.