Pirámides (II)

¿Cómo es posible que las antiguas civilizaciones erigieran monumentos similares en lugares tan distantes como América y Egipto? Alguien con inteligencia y medios superiores se dedicó a difundir la idea por el mundo, dirán los «piramidólogos». Sin embargo, existe otra posibilidad: el origen independiente. Consideremos las posibles objeciones de los «piramidólogos».

alien_egiptoFuente: www.hopechannel.com

¿Cómo se explica que esos pueblos antiguos sintieran la necesidad repentina de edificar monumentos enormes?

Las clases dirigentes de aquellos primeros reinos e imperios necesitaban consolidar su poder, y un gran monumento otorgaba prestigio. Cuanto mayor, mejor; lo mismo daba que fuera en América o en Eurasia. Los visitantes extranjeros quedaban impresionados por semejante muestra de poderío, y quizá se lo pensaran dos veces antes de atacar a una civilización capaz de crear tales maravillas. Incluso podrían sentirse tentados a unirse a ella. Por otro lado, los grandes monumentos fomentaban el orgullo nacional y contribuían a cohesionar la sociedad, logrando que la gente trabajara en un proyecto común.

De acuerdo, la presencia de grandes edificaciones es justificable, pero ¿por qué precisamente les dio a todos por las pirámides y no por otra cosa? Qué «casualidad»…

Recapitulemos. Esas sociedades se hallaban en los albores de la Edad del Bronce. Hasta entonces, la arquitectura se basaba en edificios de adobe o ladrillo. Se empezaba a usar la piedra, incluso en bloques muy grandes, pero poco más. Con ese nivel tecnológico, el método empleado para levantar un edificio colosal consistía en apilar piedra sobre piedra.

Pues bien, si tienes que apilar piedras para construir un monumento muy grande, éste deberá ser más ancho por la base que por arriba. Así es más difícil que se desplome por su propio peso. Hemos elaborado este detallado dibujo para explicarlo: 🙂

apilado

Algo grande, ancho por la base, estrecho por el ápice…  Y si tiene los lados planos, pues más cómodo será a la hora de enlucirlo o decorarlo con frisos, pongamos por caso. En suma, tendremos una pirámide o algo que se le parecerá mucho. Da igual que sea en Egipto, Guatemala o China: si con ese nivel tecnológico quieres construir algo monumental y que no se te caiga encima, acabarás por erigir una pirámide.

En realidad nos hemos limitado a aplicar el principio de parsimonia, tan querido por la ciencia: en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable. No es necesario recurrir a maestros alienígenos, la Atlántida o el inconsciente colectivo, si algo tan obvio como la forma más sensata de apilar bloques nos da una respuesta satisfactoria.

Esto… El principio de parsimonia no siempre acierta. Me sigue pareciendo difícil de creer que el parecido entre pirámides edificadas en continentes distintos se deba a un origen independiente…

Recordemos la entrada anterior. ¿Cómo distinguir una homología (el parecido se debe a un origen común) de una analogía (origen independiente)? La Biología podría darnos pistas.

Para averiguar si el parecido entre dos cosas se debe a una homología, fijémonos en cómo están «construidas». ¿Siguen el mismo patrón? Sería una prueba de homología. ¿Un ejemplo? Nuestro brazo y el ala de un murciélago son homólogas, herencia de un antepasado común, y la pista nos la proporciona el interior, el esqueleto: los huesos implicados en la «construcción» de ambas extremidades son los mismos:

alas_homolFuente: adaptado de hcosmico.blogspot.com.es

En cambio, si el parecido se debe a una analogía, esa similitud no suele reflejarse en la «forma de construir». Comparemos las alas de un murciélago y una libélula. Aunque se parezcan y sirvan para lo mismo (volar con agilidad), están «construidas» de forma muy distinta. Las del murciélago son de piel, sostenidas por el esqueleto de unos dedos que más parecen las varillas de un paraguas. En el caso de la libélula, las alas pudieron originarse a partir de branquias modificadas o de expansiones del exoesqueleto:


aparato-alar-de-los-insectosFuente: lacienciaysusdemonios.com

Comparemos lo que ocurre en la naturaleza con el caso de las pirámides. En las distintas civilizaciones, el aspecto de estas construcciones es similar. Con aquella tecnología antigua, no hay otra alternativa si quieres que un edificio grande no se desplome:

tipos-de-piramidesFuente: reydekish.com

La forma externa puede ser parecida, pero la manera de edificarlas varía considerablemente. Cada pueblo se enfrentó al mismo problema, pero lo solucionó a su manera, adaptándose a las condiciones locales y haciendo gala de gran ingenio.

Las pirámides egipcias tenían un propósito funerario, y estaban formadas por grandes bloques de piedra. En cambio, las pirámides americanas solían funcionar como plataformas con un templo en la cima (aunque algunas también podían contener tumbas). La forma de construir las pirámides americanas era muy variada, según la cultura que examinemos. A veces se trataba de gradas superpuestas. En algunos casos se creaba un núcleo a base de amontonar grava compactada, que luego se recubría con piedras (no tan grandes como en Egipto). En otras ocasiones, un edificio antiguo relativamente pequeño era «actualizado», usándolo como base para construir otro mayor, y sobre éste otro mayor, como si fueran capas de una cebolla, hasta acabar obteniendo una pirámide gigantesca.

En resumen, un mismo  problema fue solucionado de modos muy diversos. Eso parece indicar que las pirámides de las distintas civilizaciones son análogas, no homólogas. Si tuviéramos que apostar, lo haríamos por una génesis independiente.

Pero… es que empezaron a construir pirámides gigantescas de repente, sin tradición previa. Eso sólo se explica si alguien les animó a hacerlo y les enseñó, ¿verdad?

¿Sin tradición previa? ¿Seguro? Lo discutiremos en la siguiente entrada.