Ciencia, ignorancia y viejas películas de ciencia ficción (I)

En este blog, donde reflexionamos sobre la ciencia, lo fantástico y sus interrelaciones, teníamos pensado que esta entrada versara sobre algunos aspectos pintorescos de la obra de Lovecraft, pero una noticia aparecida en la prensa nos ha parecido más urgente. Así, el genial escritor de Providence puede esperar un poco más. Seguro que no le importará. 🙂

Estos días puede leerse en varios periódicos digitales el resultado de la encuesta de percepción social de la ciencia en España, realizada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. Puede descargarse un documento en PDF con los resultados. Su lectura, aunque ofrece aspectos positivos, nos muestra otros que, como científicos o defensores de la ciencia, resultan preocupantes. También nos lleva a reflexionar sobre la recepción de la ciencia en la sociedad. Pero vayamos por partes.

La ciencia no es el tema que despierta mayor interés entre la gente, a pesar de que el incremento en la calidad y esperanza de vida que hemos experimentado en los últimos siglos depende en buena parte de ella. Basta con leer los periódicos, escuchar la radio o ver la TV: se dedica mucho más espacio a discutir sobre si este jugador de fútbol es mejor que otro, o si cierto entrenador seguirá dirigiendo al equipo al final de temporada, que sobre los descubrimientos científicos. Por otro lado, es llamativa la diferencia del interés espontáneo por la ciencia entre hombres y mujeres, considerablemente menor en estas últimas. Afortunadamente, el interés es mayor en los jóvenes, lo que permite conservar una cierta esperanza en el futuro, y los científicos figuran entre los profesionales mejor considerados, al nivel de médicos y profesores (y lejos de religiosos y políticos, los peor valorados).

Lo bueno de esta encuesta es que podemos comparar sus resultados con los de años anteriores, y se aprecia una cierta mejoría, tanto en la valoración de las aportaciones del conocimiento científico a la realidad social como en las respuestas a unas preguntas básicas sobre ciencia. Fijémonos en ellas (página 10 del documento). Comparemos los resultados obtenidos en el año 2014 con los obtenidos en 2006.

Vemos que ha aumentado el porcentaje de españoles que opinan que el centro de la Tierra está muy caliente (90%), que los continentes se han estado moviendo a lo largo de millones de años y continuarán haciéndolo (87,3%), que los seres humanos provienen de especies animales anteriores (83,7%) o que el oxígeno que respiramos proviene de las plantas (80,1%). No está nada mal. Sin embargo, las respuestas a otras preguntas son menos halagüeñas, e incluso rayan en lo preocupante. Y eso que han mejorado respecto a la encuesta anterior…

¿Gira el Sol alrededor de la Tierra? El 72,5% da la respuesta correcta, pero eso quiere decir que aproximadamente uno de cada cuatro aún piensa que es el Sol el que da vueltas alrededor de nosotros.

¿Convivieron los primeros humanos con los dinosaurios? Respondieron correctamente el 69,5%, lo que quiere decir que todavía un 30% piensa que nuestros antepasados se paseaban con los diplodocus y los tiranosaurios. O sea, como en Los Picapiedra o en la película Hace un millón de años (aunque a lo mejor los espectadores no se daban cuenta del anacronismo, ya que estaban más interesados en el bikini de Raquel Welch; el cual era espectacular, por cierto).

El 60,1% de los encuestados acertaron al indicar que es falso que toda la radiactividad del planeta sea producida por los seres humanos, pero hubo dos preguntas en la que predominaron los fallos. Sólo el 46,5% acertó la pregunta de si los antibióticos curan las enfermedades causadas por virus y bacterias (los antibióticos sirven para luchar contra las bacterias, pero no frente a los virus), y el 45% dijo que era falso que el rayo láser funcionara mediante la concentración de ondas sonoras.

En resumen, el promedio de respuestas acertadas mejoró de 2006 a 2014 (58,5% frente a 70,4%, respectivamente), pero aún se observan muchas lagunas, y eso que nuestro país no es de los peores al respecto. El resultado debería ser mucho mejor, pues la ciencia y la tecnología son motores de nuestra civilización. La sociedad tendría que conocer la ciencia, involucrarse en ella, debatirla, reflexionar sobre sus implicaciones… En cambio, muchos la ven como algo ajeno, esotérico incluso, puede que amenazante.

¿Por qué?

h_buenos

Hubo un tiempo en que la ciencia fue considerada como la esperanza de la Humanidad, que contribuiría a erradicar la incultura y las injusticias sociales y serviría para construir un mundo mejor. Pocos libros muestran este sentimiento optimista de la Ilustración como Hombres buenos, del escritor cartagenero Arturo Pérez-Reverte. Y pocos libros son tan desoladores a la vez, pues también nos cuentan cómo las fuerzas reaccionarias, celosas de perder su poder milenario, hicieron todo lo posible para que la luz que aportaba la ciencia se apagase, y que las tinieblas siguieran imperando. La ignorancia permite que perdure el abuso y, lo que es peor, que el oprimido se resigne a su suerte.

prodigios

Hubo países, como Gran Bretaña, donde comprendieron que favorecer la ciencia y honrar a los científicos fomentaría el progreso y la prosperidad. Así lo hicieron, y triunfaron. Otros no, y quedaron rezagados. Ese respeto hacia la ciencia y el prestigio de ésta en todos los círculos sociales aparece magistralmente recogido en La edad de los prodigios, de Richard Holmes. Durante la época victoriana, esa actitud se mantuvo. Gracias en buena parte a ello, Gran Bretaña llegó a ser la nación más poderosa del mundo.

Sin embargo, en el siglo XX las cosas cambiaron. En la próxima entrada reflexionaremos sobre el porqué, y cómo empezó una campaña de desprestigio contra la ciencia, a la que no fueron ajenas algunas famosas películas de ciencia ficción.